jueves, 23 de septiembre de 2010

Remisson Aniceto

(Narrador y poeta) Nacido en la pequeña ciudad brasileña de Nova Era, cerca de Itabira de Carlos Drummond de Andrade, su sueño era un día escalar las montañas para verlo (después de todo, eran vecinos), pero el gran poeta había advertido mucho antes: "Tenía una piedra en medio del camino". Algunos años más tarde (1987), Drummond viajó y nunca reapareció. Remisson ha publicado los libros: Poesia para o mundo (Bubok, 2009), Todo dia é dia de poesia (iG Editores, Stella Maris/Pão-de-Açúcar – SP, 2002), Palavras de Poetas (Physis Editora–SP, 1997), Novos talentos da poesia brasileira (Forever Editora – SP, 1995), Escrevo nos espaços que me restam (Editora Bauhaus–SP, 1982). Textos suyos aparecen publicados en la Revista Internacional de Poesía de Rosario Nº 18, Revista Partes,Revista Bacamarte, Revista Remolinos N. 4, Revista Cultural Amsterdam Su N. 5, y en la web Auténtica Poesía y otras. Ha obtenido algunos premios en certámenes literarios en los géneros de cuento y poesía. Remisson mantiene el Blog Nosso mundo (http://www.nossomundo.bligoo.com.br), espacio de amistad y literatura, abierto para publicación de poesías, cartas, cuentos, noticias y artículos generales en cualquier idioma.


Lluvia

Un cuerpo sobre la mesa -
y fuera el día llora
aguas de la tristeza


Prendas de vestir

Ropa, telas,
prendas de vestir,
engaños del cuerpo,
mentiras, disfraces.
Telas y prendas de vestir,
líneas gruesas
o transparente,
obstrucción de caminos ...


O tal o cual

Entre el amor o el odio
entre la fé y el no creer
entre la vida o la muerte
entre Dios y el diablo
prefiero esto a aquello.

El principio del fin

Hoy quiero deshacerme de todas mis otras cosas:
objetos, fotos, pequeños recuerdos ...
Ya no me sirven más.
¿De qué me serviría tener todas estas cosas,
si he perdido hoy mi tesoro más valioso,
física y espiritual?
Doy las gracias a mis hijos
que son mi legado reconfortante.
Nada más me interesa ahora ...
Los recuerdos que me llevan al pasado,
cuanto menos de ellos, mejor.
Hoy es el primero de los últimos días de mi vida.
25/12/2008

martes, 11 de agosto de 2009

Jorge Luis Borges: la palabra universal ¿Un ciego con luz, o un lúcido enceguecido?





Por Cristina Castello

«Sentí en el pecho un doloroso latido, sentí que me abrazaba la sed»
J. L. Borges, de «El Inmortal»

Jorge Luis Borges es una metáfora de sí mismo. Es uno de los escritores más destacados del siglo XX y un emblema de su patria argentina, donde todos lo nombran pero pocos lo leyeron. Niño prodigio, vivió su infancia vestido de niña por su madre, quien lo llamaba «inútil» e «infeliz».

Su erudición tiene pocos parangones. ¿Fue tan lúcido para descubrir la sacralidad de la vida, como para escribir? ¿O la lucidez dañó esa parte del espíritu donde está escrito que nada de lo humano debería ser extraño?

Pocos artistas son tan amados y aborrecidos. Y se comprende: los versos de Borges son sagrados, pero su boca fue incontinente. Calificó a Federico García Lorca, como un «poeta menor», y de la misma forma honró a los vates de la Generación del XXVII española; no se privó de críticas a Julio Cortázar; de Cien años de soledad, de García Márquez dijo: «Lindo título, ¿no?». Fue implacable con Charles Baudelaire, se ensañó con Pierre Corneille –autor de «El Cid»– y con Isidore Ducasse (el Comte de Lautréamont ).

Más: al ritmo de cada sorbo de su té inglés calificó a Arthur Rimbaud como «un artista en busca de experiencias que nunca logró», y criticó salvajemente a André Breton, potencia de imaginación y poesía; y, aunque nacido en las pampas, su anglofilia era tan fuerte como su franco fobia (Juan José Saer dixit). Demasiado, Mister George.

Su sed, su sed eterna. Este 24 de agosto, se cumplen 110 años de su nacimiento, y la pregunta de siempre sigue en pie: ¿Tuvo sed de poesía, o, también –y sobre todo– de sentirse amado por una mujer? Él, la pluma universal, tuvo amores imposibles y sufrió como los personajes de las novelas más vulgares, que despreciaba. Hasta que llegó su cauce: María Kodama, con quien tuvo una unión en el misterio.

Mente prodigiosa, en «El jardín de los senderos que se bifurcan», propuso –sin saberlo­­­­– una repuesta a un problema de la física cuántica. Y toda su vasta obra fue un hito, como disparador de la fantasía de lectores y gentes de letras.

A la par, si bien en su momento condenó a Adolfo Hitler y a Benito Mussolini, después hizo loas de autores de crímenes de lesa humanidad: Francisco Franco, Jorge Rafael Videla y Pinochet, entre otros. Asesinos, condenados en tal condición por la Justicia.

Más que por otros poetas, se sintió marcado por el enorme Walt Whitman. Pero, ¿qué asimiló de él? La palabra de Whitman se batía por la libertad de los pueblos y la dignidad humana; la palabra hablada de Borges defendía –también– la invasión-masacre norteamericana en Vietnam.

Su obra de ficción, plena de ironía, es sobria y precisa pero, en general, tiene una gran distancia con la vida viviente, como si lo que escribía hubiera pasado por su cerebro y no por su sangre; está plena de símbolos, de metáforas tan ricas como poco comprensibles para la mayoría; tiene un sentido metafísico, y muchas veces intensamente lúdico. «Historia universal de la infamia» y «El Aleph», entre otras, son piezas maestras del siglo XX.

Borges fue uno de sus espejos de tinta. Un acertijo. Una suerte de estatua de sí mismo, un monumento, un ser sin piel, por cuyos poros brotaba su inteligencia. Pero en la poesía que escribió asoman sus venas terrenales, irremediablemente: [...] Sin que nadie lo supiera, ni el espejo, /ha llorado unas lágrimas humanas. /No puede sospechar que conmemoran /todas las cosas que merecen lágrimas (de «La cifra»).

La poesía es una voz: la vida viva. Ni siquiera este hombre de la esquina rosada, pudo esconderse tras los muros de cristal del poema. El poema no tiene tapias: es revelador.

La hora de la espada:
Borges, Pinochet y Videla

Amaba la música de Pink Floyd, de Los Beatles, de los Rolling Stones y de Brahms. Adoraba a «Bepo», su gato. Mientras, aplaudía al gobierno que hizo desaparecer a 30.000 personas –luego de torturas satánicas–, durante el golpe de Estado de 1976 en Argentina. Abrazado a su gato, Borges reclamó públicamente «cien años de dictadura militar».

«Le agradecí personalmente el golpe del 24 de marzo, que salvó al país de la ignominia, y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado las responsabilidades del gobierno», dijo en mayo de aquel año. Se refería a la reunión que mantuvo con el genocida Jorge Rafael Videla, primer presidente de facto de aquella etapa; había asistido, presuroso, con Ernesto Sábato, quien fue después defensor de los derechos humanos: los rictus de la vida.

El tiempo hizo su juego y en1980, con o sin el gato «Bepo», recibió a las Madres y a las Abuelas de Plaza de Mayo, gesto en el cual –aunque ella lo niega, discreta– hay una influencia evidente de María Kodama. Entonces se mostró conmovido, y hasta indignado con los militares asesinos; y reiteró esa conducta cuando, ya en democracia, se juzgó a los desaparecedores de seres humanos: recién en ese momento quiso enterarse de los suplicios y muertes sufridos por sus congéneres, y escribió una crónica para la agencia EFE. ¿Había despertado por fin su lucidez para la fraternidad? Ojalá.

Pero las palabras son una suelta de pájaros: imposible remontarlas cuando vuelan a voluntad del viento. ¿En cuántas personas influyeron sus primeras declaraciones? ¿Cuántas, sin pensamiento propio, repitieron los conceptos del poeta sólo porque «lo dijo Borges»?

Paseó entre laberintos, espejos, libros de arena, ruinas circulares y bibliotecas de Babel. Cultivadísimo –es una de las más grandes glorias mundiales de la literatura– se fue de este planeta el 14 de junio de 1986, siempre en espera del Nobel. La condecoración que, orgulloso, había recibido de las manos con sangre de Augusto Pinochet, fue un escollo insalvable para el premio. Aquel día se alborozó con su flamante doctorado Honoris Causa de la Universidad de Chile, y enarboló la hora de la espada. La hora de la espada, el discurso reaccionario de Leopoldo Lugones, quien –con esas palabras– avalaba la siembra de muerte de los futuros golpes de Estado.

Borges fue Borges, ni más ni menos y sin «ismos», a pesar de haberse definido como anarquista. A los 17 había sido tildado de comunista, con la prohibición de entrar a Norteamérica. En realidad, sólo había tenido un enamoramiento adolescente de la Revolución Rusa, fuente de inspiración para el poemario «Los salmos rojos», que destruyó tres años después. Sólo se publicaron los versos de la poesía que da título al libro, en la revista «Grecia», en un periódico de España y en otro de Ginebra.

De su pecado de juventud sólo queda esa huella, y las cenizas de tantas estrofas incendiadas.

En 1983 anunció su suicidio en el diario La Nación, en el relato «Agosto 25, 1983». Por cierto que no se quitó la vida; y justificó haber jugado con las palabras y con la opinión pública, en su cobardía para auto inmolarse. ¿Buscaba con sus actitudes, la fama y el espacio que su país le negaba como escritor? ¿Era un exquisito provocador?

Lúdico, me dijo en una entrevista que el deporte que más le gustaba era la riña de gallos; y con su proverbial ironía bajo el aspecto de ingenuidad, se preguntaba por qué en el fútbol 22 hombres corren detrás de una pelota, en lugar de comprar 22 pelotas.

Se jactaba de haber tomado mescalina y cocaína en su juventud. Pero aquello no duró más que un instante: su droga dura fueron los caramelos de menta, y su devoción, la merluza hervida.
Travieso, guardaba billetes de 10, 50 y 100 dólares entre los libros de su Paraíso: la biblioteca. A pesar de no haber creído en ningún dios, antes de morir rezó el «Padre Nuestro», porque así lo había dictaminado muchos años antes, su madre. Doña Leonor Acevedo seguía rigiendo el destino del hijo –el «inútil» e «infeliz»–, obediente hasta el último soplo, que exhaló el 14 de junio del ’86.

«Me duele una mujer en todo el cuerpo»
(Borges, en «El oro de los tigres»)

Su padre lo llevó a un prostíbulo en Ginebra, para que ejerciera por primera vez como varón; y desde entonces, el amor le fue una frustración. Muy amigo de Adolfo Bioy Casares, escritor y caballero excelso y de una personalidad fuertemente seductora, Borges vivía a través suyo, lo que la vida no le daba: la pasión de una dama. Se sentía el patito feo.

El nombre de una mujer recorrió el mundo en los versos borgianos: «Yo que he sido todos los hombres, no he sido aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach». Matilde no existió jamás: era el personaje de una novela ignota y de baja calidad, a quien él dio entidad universal con su estrofa.

La soledad puede ser una telaraña.

A Elsa Astete Millán, su primera esposa, la conoció en 1931, cuando él tenía 32. La relación fue terrible: sin amor, sin pasión, sin interés de ninguno de los dos por el otro. Ella se enamoró de Ricardo Albarracín Sarmiento, dejó al poeta ciego y amante de las espadas, y se casó con el candidato nuevo. Sólo después de decenios, Elsa relató aquel fracaso, sin mucha elocuencia:

―«No se dio», contó, apenas.

―«Sólo la esperaba a ella», gimió el poeta a modo de narración.

Para mitigar la espera, Borges se enamoró de Estela Canto –quien jamás lo amó–, de Silvina Bullrich, de María Esther Vásquez, y más.

Y llegó 1965 –habían pasado más de treinta años– y el reencuentro con Elsa. Él ya estaba casi ciego, tenía 68 años y ella 57. Sin que le importara su agnosticismo, se casaron por iglesia: por amor, todo podía sacrificarse. Al menos eso creyó.

Doña Leonor Acevedo había influido una vez más:
―«¿Cada noche de su vida, antes de acostarse, miraba tu foto», dijo a su futura nuera.

El matrimonio se terminó después de tres años, en 1970. Georgie se cansó: sin una palabra, salió de la casa conyugal y no volvió jamás. Unos meses después, mientras paseaba con su sobrino por la calle Florida de Buenos Aires, Elsa Astete Millán se cruzó con el escritor y lo saludó:

―«¿Quién es? », preguntó el poeta, ya totalmente ciego.
―«Es Elsa, tío», fue la respuesta

―«¿Y quién es Elsa?», repreguntó Borges.

Enterraba el amor, ¿el amor? ¿Fue Millán la pasión que le hizo escribir me duele una mujer en todo el cuerpo? Todo hace pensar que no, pero... Qui sait?

Alcanzó la fama recién en la antesala de la vejez, a pesar de haber comenzado su vida literaria como un superdotado. A los siete años había escrito en inglés un resumen de la mitología griega; a los ocho, el cuento «La visera fatal», inspirado en un episodio del Quijote; y a los nueve tradujo del inglés «El príncipe feliz» de Oscar Wilde.

Su obra incluye cuentos, ensayos y poesía. Fue un innovador, abrió senderos. No hay que olvidar que dos de las grandes revoluciones de la lengua castellana, tuvieron su origen en la América morena: una fue la de Rubén Darío y el modernismo; y la otra, la de Borges, a partir del cambio que impuso a la narrativa. Además, hizo guiones de cine, crítica literaria y prólogos; escribió en colaboración con otros escritores, y tradujo obras del inglés, francés, alemán, anglosajón y escandinavo antiguo.

Era como Leonardo da Vinci, complejísimo y lleno de matices, con inteligencia fascinante e imaginación enorme. ¿Era como el genio da Vinci? Así lo siente María Kodama. Cultivadísima, escritora e incansable cancerbero de la obra del Maestro, ella amaba tanto «su rostro de conejo» como verlo reír tal «un cachorro de tigre al sol».

«Ulrica», según él la llamaba –nombre nórdico que quiere decir «Osita»–, escuchó por primera vez un poema del que sería su esposo, cuando tenía cinco años; lo conoció a los 12 y la relación amorosa empezó a finales de los’60, pero se hizo exclusiva, desde el adiós a Elsa. «Osita» fue también un gran soporte de la actividad literaria y personal de Borges, lo ayudó en la dirección de su colección «Biblioteca personal»; y escribieron juntos, en colaboración, «Breve antología anglosajona» y «Atlas».

Fue desenfadada, fresca y espontánea con el Maestro: a pesar de su juventud, le discutía cosas que podrían haber parecido una insolencia y que, sin embargo, a Georgie le gustaban y divertían. Y así la disfrutó: libre como un animal en la selva, según ella se define, a costa de ser prisionera de su libertad.

María fue los ojos a través de los cuales Borges descubrió geografías, amaneceres y obras de arte presentidas pero vedadas para sus pupilas en penumbras. Hoy, el poeta descansa –por su elección– en el cementerio Plainpalais (Ginebra), cerca de donde había tenido su primera experiencia sexual, en aquel prostíbulo. Vaya coincidencia.

Y tantos amores frustrados, y tantos versos, y dos esposas, tan diferentes.

Elsa le había dicho:

«Georgie, aprovecha tu cuarto de hora; hoy estás en el candelero, pero dentro de dos o tres años nadie se acordará de vos».

María lo acompañó hasta el final y hoy recorre el mundo, para mantener vigente y hacer crecer la obra del poeta. Y no le debe de ser fácil: no es sencillo tener talento y ser la viuda de un grande, en un país como Argentina, donde tantos quieren apropiarse del alma del Maestro. ¿La amó? Nadie puede saberlo, el corazón del hombre es insondable, aún para sí mismo.

«Yo pronuncio ahora su nombre, María Kodama. / Cuántas mañanas, cuántos mares, cuántos jardines de Oriente y de Occidente, cuánto Virgilio», le escribió, entre tantos versos. Es como el ojo del huracán: serenidad y silencio cuando todo se arremolina a su alrededor, dijo de su mujer.

«Y que nadie temiera», está grabado en la tumba de Jorge Luis Borges, un grande de las letras y un poeta sin compromiso con la vida humana. Sediento, lúdico, incontinente verbal, brillante, desamparado, a veces un niño. En los días anteriores a su muerte, contaba a su esposa de los caramelos «toffie» que le compraba su abuela, hablaban de literatura y estudiaban árabe.

¿Fue un hombre ciego pero con la lucidez a flor de alma, o la luz del conocimiento lo encegueció? «Debo justificar lo que me hiere. /No importa mi ventura o mi desventura. /Soy el poeta», había escrito.

Quizás sea la mejor sentencia y la única conclusión.


*Cristina Castello es poeta y periodista, bilingüe (español-francés) y vive entre Buenos Aires y París. http://www.cristinacastello.com http://les-risques-du-journalisme.over-blog.com/ *Este artículo es de libre de reproducción, a condición de respetar su integralidad y de mencionar a la autora.

domingo, 18 de enero de 2009

Gaza, no se puede estar al márgen e ignorando tanta muerte, tanta violencia.

miércoles, 14 de enero de 2009

Marx defiende a Marx: el arzobispo de Munich dice que el autor de El Capital "tenía razón"

El arzobispo de Munich, sucesor de Ratzinger, afirmó al principal semanario alemán que "hay que tomar en serio" al fundador del comunismo. Y subrayó que "el movimiento marxista tiene causas reales y pone cuestiones justificadas".

El arzobispo Reinhard Marx presentó su nuevo libro "El capital, una defensa del hombre", una apología del padre del comunismo, Karl Marx. (AP)
Parece increíble, pero los tiempos siguen cambiando rápidamente. El arzobispo de Munich, cardenal Reinhard Marx, 55, sostiene en una entrevista al más importante semanario alemán, "Der Spiegel" (El Espejo), que en su análisis del capitalismo su homónimo Carlos Marx tenía razón. El mundo está sacudido por una crisis económico-financiera que dará vida a otra época y a un nuevo capitalismo refundado en el mundo y la Iglesia enfrenta lo que viene con su Doctrina Social, que según el arzobispo de Munich "es una crítica al capitalismo, porque un capitalismo sin un cuadro ético es enemigo del género humano".

El Marx de la Iglesia es secretario de la Conferencia Episcopal alemana y un teólogo muy respetado por el Papa Benedicto XVI, quién lo hizo arzobispo de Munich el año pasado. Munich, capital de Baviera, tierra natal de Joseph Ratzinger, es un gran bastión del catolicismo germano y el actual pontífice fue predecesor de Reinhard Marx en esa arquidiócesis entre 1977 y 1981, cuando Juan Pablo II lo convocó al Vaticano como su principal "ministro" de la defensa de la doctrina.

En la entrevista a "Der Spiegel", el arzobispo cuenta que en pocos días las librerías pondrán en venta su libro "El capital – Una defensa del hombre", que contiene al comienzo una carta suya dirigida al fundador del comunismo. Karl Marx, el "prusiano rojo", hijo de una familia alemana judía de clase media, nació en Treveris el 5 de mayo de 1818 y murió en Londres el 14 de marzo de 1883. Es curioso pero el autor de la obra en tres volúmens, muy difícil de leer y digerir, que explica los mecanismos del capitalismo, nunca logró reunir un capital y fue siempre un intelectual pobre lleno de problemas, sostenido por la ayuda de su amigo Frederich Engels, rico vástago de una familia de industriales.

El arzobispo demuestra simpatía humana hacia el gran filósofo y pensador que fundó el socialismo científico y el comunismo, que está considerado una figura histórica clave para entender la sociedad y la política. "Hay que tomarlo en serio, es un error considerarlo muerto como piensan muchos. El movimiento marxista tiene causas reales y pone cuestiones justificadas".

Es seguro que el libro del arzobispo ha pasado por las manos curiosas del Papa, que le dió el "imprimatur". "El movimiento marxista tiene causas reales y pone cuestiones justificadas", dice el Marx de la Iglesia. "Hoy nos apoyamos todos en los hombros de Marx porque tenìa razón. En su análisis de la situación del siglo XIX hay puntos inconfutables".

"Nosotros –agregó- con la ética social de la Iglesia no confundimos jamás la obra filosófica de Marx con Stalin y los Gulag", los campos de concentración soviéticos. "No se puede atribuir a Marx lo que hicieron sus epígonos. Marx analizó bien el caracter de mercadería del trabajo y previó la mercificación de todos los sectores de la vida".

El arzobispo recuerda que en Alemania Carlos Marx "está viviendo un renacimiento". El primer volumen de El Capital ha triplicado las ventas. Se trata de una obra ciclópea, que en su totalidad solo ha sido leída por muy pocos especialistas debido a su densidad. Solo los militares argentinos, durante la dictadura 1976-83, la consideraron un grave peligro para las mentes de la juventud y la prohibieron, horrorizando a la cultura occidental.

El arzobispo Reinhard Marx asegura que "solo hay algo seguro: con el capitalismo heredado de la Segunda Guerra Mundial no iremos lejos". Para evitar confusiones aclara que él se apellida Marx, pero que no es marxista. "Lo que la Iglesia auspicia es una sociedad con una economia que se base en principios éticos. La doctrina social de la Iglesia es una crítica del capitalismo porque si no tiene un cuadro ético resulta un enemigo del género humano.

El Papa está preparando una encíclica sobre la globalización cuyo contenido causa grandes expectativas por las definiciones que se esperan de Benedicto XVI en un momento mundial tan crítico. Marx es uno de sus fuentes de inspiración. Por supuesto se trata del arzobispo de Munich. Tal vez la encíclica se conozca antes que concluya 2008.

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"No acepten lo habitual como cosa natural, pues en tiempos de confusión generalizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar"

Bertolt Brecht

"...Si no resistimos, nuestros hij@s vuelven a desaparecer!". Inés Ragni, Madre de Plaza de Mayo, Neuquén-Alto Valle.

"Construyamos junt@s la resistencia en la esperanza de que Otro mundo es posible!". Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980

lunes, 22 de diciembre de 2008

Tren Popular de la Cultura



Virginia Vidal

La Fundación Casa América Catalunya realizará las jornadas que, sobre el Tren Popular de la Cultura (Chile – 1971), se celebrarán en Barcelona los días 29 y 30 de enero de 2009. El director general de esta entidad es Antoni Traveria y el encargado de gestión cultural, Francesc Monserrat. La admirable iniciativa de Casa Amèrica Catalunya amerita ser reconocida y emulada en nuestro país.

La determinación de ofrecer lo mejor del arte al pueblo se inscribía dentro de la innovación que marcó las cuatro campañas presidenciales de Salvador Allende. En las concentraciones participaban los mejores artistas de la época, como Inés Moreno, Víctor Jara, el Quilapayún. En la última, participaron los artistas plásticos y los pintores juveniles se destacaron a lo largo del país en las brigadas muralistas, como la “Ramona Parra” Tal propósito culminaría años más tarde cuando, como primera disposición presidencial, Salvador Allende dio curso a la iniciativa del Tren de la Cultura en el primer verano de su gobierno, en 1971.

El presidente José Manuel Balmaceda (1840-1891) con el propósito de modernizar, creó la más grande red de ferrocarriles de Chile conectando a los más apartados pueblos y dándole un nuevo impulso al país. Para Allende, los trenes eran un medio expedito de acercarse a los habitantes de este largo país y comunicarse directamente con ellos, es así como los usó en sus campañas (el Tren de la Libertad, en 1958), sobre todo en la última, donde el Tren de la Victoria llegó a apartados ramales congregando en mítines a millares de habitantes.

El Tren Popular de la Cultura fue una iniciativa de difusión itinerante que trasladó por diversos puntos del país a medio centenar de entusiastas, en su mayoría artistas chilenos de diversas disciplinas: teatro, música, ballet y artes visuales. Han transcurrido los años y el lamentable olvido se ha ido tragando una admirable iniciativa de Salvador Allende, capaz de forjar un espacio imaginario maravilloso para el pueblo de Chile.

Esta actividad tan especial fue auspiciada por el Departamento de Cultura de la Presidencia, dirigido por el escritor Waldo Atías (1920-1978), con Felipe Ravinet y Arturo San Martín Bello y el encargado de relaciones Arnoldo Lattes (+), estos tres viajaron en el tren. También participó en su organización el artista Guillermo Núñez (1), que luego sería nombrado Director del Museo de Arte Contemporáneo. La iniciativa contó con el apoyo de los trabajadores de ferrocarriles: de maquinista a camareros trabajaron con amor y generosidad para el bienestar de la caravana. En ese mismo tiempo, Allende organizó también el Tren de la Salud con médicos y odontólogos que atenderían aun a los habitantes de los más apartados villorrios.

“La empresa de Ferrocarriles del Estado y su director, Nahum Castro, que está en la línea, fortaleciendo todas las iniciativas como esta, que tienden a entregar un aporte cultural y de esparcimiento a los que muchas veces, por falta de medios, nunca han tenido oportunidad de saludar, ver, escuchar y aplaudir a un artista; entregó un tren completo, con coches de pasajeros, coches dormitorios, sumándose a esto la colaboración de la Cooperativa del Personal de los Coches Comedores, COTSEPTUR”, comunicaba el órgano oficial de FFCC, la revista “En Viaje” Nº 448, 02.1971 pp 11-12.

Yo fui la afortunada periodista que subió al Tren Popular de la Cultura para reportear su recorrido. Ése, con coches cama y comedor, fue nuestro hogar durante una semana completa.

El tren popular de la cultura partió el 15 de enero de 1971 desde la Estación Central hasta Puerto Montt. Gracias al envío del maestro Eulogio Dávalos, es posible apreciar el día de la partida del tren por una muy foto que publicó El País/ Aguilar en un libro titulado “Salvador Allende: una época en Blanco y Negro”, con relato de Alejandra Rojas. Se ve a Eulogio en la primera ventanilla, próximo a un trabajador de Ferrocarriles, a la derecha.

Llegamos a Puerto Montt, a mil km. de Santiago. Desde allí empezó la nutrida programación tanto en las ciudades como en ramales. Es así como retornando a la capital, en cada estación se congregaba una multitud que esperaba feliz a los artistas. A los espectáculos y charlas se integraban los escritores, poetas, pintores, artistas de cada lugar. En muchos pueblos era la primera vez que se presentaba un espectáculo con artistas profesionales y una puesta en escena de gran calidad. No olvido cuando llegamos a Lebu. Nos esperaba casi toda la población con el alcalde a la cabeza. En ese poblado minero, la gente lloraba de emoción, porque no podían creer que los tomaran en cuenta, tan olvidados estaban. Lo mismo en Lota, donde muchos artistas hasta bajaron a los chiflones del carbón (las ancestrales creencias mineras nos impedían a las mujeres acercarnos).

Imposible recordar a todos los integrantes de la caravana, había actores como Pedro Villagra, María Eugenia Cavieres, Silvia Santelices, Sergio Buschman, Jorge Acevedo, conocido como el “Malo”, director de escena y ayudante de dirección del Teatro Experimental de la Universidad de Chile. Los estupendos bailarines del Ballet Popular Chileno (fundado por Patricio Bunster y Joan Turner) encabezados por Rayén Méndez (+), la coreógrafa y primera bailarina del Ballet Nacional, y Fernando Cortizo sobrecogieron a espectadores que nunca habían visto esta forma de la danza..

Dieron especial relieve a la gira, vestidos de etiqueta ofrecieron conciertos maravillosos en reductos mapuches o a la salida de las bocaminas, el concertista en guitarra maestro Eulogio Dávalos quien en ese tiempo formaba dúo con el argentino Miguel Ángel Cherubito. También iban otros dos argentinos: el pianista Omar Rivoira (+) yla actriz Norma Lahourcade.

La muchachada corría a oír a cantantes como Julio Numhauser y Mario Salazar, del dúo “Amerindios”, activos colaboradores del Centro de Antropología Médico Social (2) dirigido por el Dr. Luis Weinstein; el joven cantautor Fernando (Nano) Acevedo, el dúo “Los Emigrantes” formado por Carlos Valladares Mejías y Enrique San Martín, cantaban junto a Rolando Alarcón. También tuvo destacado papel en esta iniciativa Arturo San Martín (+).

Era muy importante la participación del famoso y muy respetado mimo Enrique Noisvander (1928-1990), padre de la pantomima nacional, quien aprendió de Marcel Marceau el arte de la mímica, practicándolo entusiastamente con el poeta Enrique Lihn y más tarde enseñándoselo a Víctor Jara.

No faltaban destacados representantes de la farándula, admirados animadores de la noche santiaguina: los cómicos Guillermo Bruce y Sergio Feito que se sentían orgullosos de ofrecer interpretaciones humorísticas de calidad para alegrar a los espectadores sin recurrir al chiste “por debajo de la cintura”, como decía Feito.

La gente de teatro llegaba a cada villorrio o reducto y comenzaba a hablar con los lugareños, a informarse de los problemas más graves que los aquejaban; llegado el momento comenzaba la representación teatral y para sorpresa de los habitantes, los actores los interpretaban y hablaban de esas dificultades. Tal trabajo escénico producía un acercamiento impresionante y el asombro de los interpretados que hasta pensaban que los actores eran un poco brujos. Los tramoyistas del Teatro Municipal realizaban prodigios montando los escenarios callejeros y hasta unían dos camiones y hacían allí la tarima, escenario para más de alguna actuación

El Conjunto Rauquen sigue activo con Ramón Andreu i Ricart; su director Adolfo Gutierrez falleció hace algunos años.

Eulogio Dávalos recuerda que en el curso del recorrido salieron tres órganos de prensa: "El Cahuin", "La Pelela de Mimbre" y un tercer vespertino que era el "Riel de Goma de los de compañeros ferroviarios.

A medida que avanzaba el tren, se incorporaban artistas y escritores y no faltaban exposiciones de artistas plásticos locales y todos contribuían a enriquecer el dinámico programa.

En Valdivia, se reunieron los escritores congregados por el joven poeta Omar Lara (3), director de “Trilce”. Alfonso Alcalde (4) en Concepción se incorporó a la caravana no sin antes organizar el gran encuentro en casa del novelista Daniel Belmar quien, pese a su invalidez, armó una estupenda tertulia. También nos juntamos con el pintor Julio Escámez quien comenzaba su grandioso mural “Principio y fin” en la Municipalidad de Chillán (5). Meses después, Alfonso Alcalde fue invitado a trabajar (seguir leyendo)

sábado, 22 de noviembre de 2008

martes, 18 de noviembre de 2008

En esta Última Luna en el 13 de faltó Patraña de 2008, un Cadáver quedó sobre ese asiento y aquí está para ustedes





El cadáver se pudre en la pupila

De una brisa que orina veneno

Sabor a fresas

Que delicia... besar al muerto resucitado

Abrazarlo, mirarlo a los ojos

Y decirle nuevamente no te mueras

Se esconde en la calmada bosta

He querido dejar de beber vino,

Pero no puedo debido a estos poetas

Con su propio estilo

Hay un río que no cesa

Que no tiene tiempo ni estación

Y su único destino es

Fluvial las memorias de un niño viejo

Lejos de los poetas académicos

Con la balsa que viaja por las venas

Todos los paisajes son rojos.




El cadáver se pudre

en la pupila de una brisa

que orina veneno

sabor a fresas…

que delicia

besar al muerto resucitado,

abrazarlo,

mirarlo a los ojos

y decirle nuevamente

no te mueras

mientras el sol se esconde

en la calmada bosta

he querido dejar de beber vino,

pero no puedo

debido a estos poetas

que en su propio estilo

cuentan y cantan que

hay un río

que no cesa

que no tiene tiempo

ni estación

y su único destino es

fluvial las memorias

de un niño viejo

que lejos de los poetas

académicos

en la gran balsa

que viaja por las venas

nos revela que...

todos los paisajes son rojos.

domingo, 17 de agosto de 2008

sábado, 12 de julio de 2008

Paradojas, con Eduardo Galeano

Cada día, leyendo los diarios, asisto a una clase de historia.
Los diarios me enseñan por lo que dicen y por lo que callan.
La historia es una paradoja andante. La contradicción le mueve las piernas. Quizá por eso sus silencios dicen más que sus palabras y con frecuencia sus palabras revelan, mintiendo, la verdad.
De aquí a poco se publicará un libro mío que se llama Espejos. Es algo así como una historia universal, y perdón por el atrevimiento. “Yo puedo resistir todo, menos la tentación”, decía Oscar Wilde, y confieso que he sucumbido a la tentación de contar algunos episodios de la aventura humana en el mundo, desde el punto de vista de los que no han salido en la foto.
Por decirlo de alguna manera, se trata de hechos no muy conocidos.
Aquí resumo algunos, algunitos nomás.
***
Cuando fueron desalojados del Paraíso, Adán y Eva se mudaron al África, no a París.
Algún tiempo después, cuando ya sus hijos se habían lanzado a los caminos del mundo, se inventó la escritura. En Irak, no en Texas.
También el álgebra se inventó en Irak. La fundó Mohamed al-Jwarizmi, hace mil 200 años, y las palabras algoritmo y guarismo derivan de su nombre.
Los nombres suelen no coincidir con lo que nombran. En el British Museum, pongamos por caso, las esculturas del Partenón se llaman “mármoles de Elgin”, pero son mármoles de Fidias. Elgin se llamaba el inglés que las vendió al museo.
Las tres novedades que hicieron posible el Renacimiento europeo, la brújula, la pólvora y la imprenta, habían sido inventadas por los chinos, que también inventaron casi todo lo que Europa reinventó.
Los hindúes habían sabido antes que nadie que la Tierra era redonda y los mayas habían creado el calendario más exacto de todos los tiempos.
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En 1493, el Vaticano regaló América a España y obsequió el África negra a Portugal, “para que las naciones bárbaras sean reducidas a la fe católica”. Por entonces, América tenía 15 veces más habitantes que España y el África negra 100 veces más que Portugal.
Tal como había mandado el Papa, las naciones bárbaras fueron reducidas. Y muy.
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Tenochtitlán, el centro del imperio azteca, era de agua. Hernán Cortés demolió la ciudad, piedra por piedra, y con los escombros tapó los canales por donde navegaban 200 mil canoas. Ésta fue la primera guerra del agua en América. Ahora Tenochtitlán se llama México DF. Por donde corría el agua, corren los autos.
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El monumento más alto de la Argentina se ha erigido en homenaje al general Roca, que en el siglo XIX exterminó a los indios de la Patagonia.
La avenida más larga del Uruguay lleva el nombre del general Rivera, que en el siglo XIX exterminó a los últimos indios charrúas.
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John Locke, el filósofo de la libertad, era accionista de la Royal Africa Company, que compraba y vendía esclavos.
Mientras nacía el siglo XVIII, el primero de los borbones, Felipe V, estrenó su trono firmando un contrato con su primo, el rey de Francia, para que la Compagnie de Guinée vendiera negros en América. Cada monarca llevaba un 25 por ciento de las ganancias.
Nombres de algunos navíos negreros: Voltaire, Rousseau, Jesús, Esperanza, Igualdad, Amistad.
Dos de los Padres Fundadores de Estados Unidos se desvanecieron en la niebla de la historia oficial. Nadie recuerda a Robert Carter ni a Gouverner Morris. La amnesia recompensó sus actos. Carter fue el único prócer de la independencia que liberó a sus esclavos. Morris, redactor de la Constitución, se opuso a la cláusula que estableció que un esclavo equivalía a las tres quintas partes de una persona.
El nacimiento de una nación, la primera superproducción de Hollywood, se estrenó en 1915, en la Casa Blanca. El presidente Woodrow Wilson la aplaudió de pie. Él era el autor de los textos de la película, un himno racista de alabanza al Ku Klux Klan.
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Algunas fechas:
Desde el año 1234, y durante los siete siglos siguientes, la Iglesia católica prohibió que las mujeres cantaran en los templos. Eran impuras sus voces, por aquel asunto de Eva y el pecado original.
En el año 1783, el rey de España decretó que no eran deshonrosos los trabajos manuales, los llamados “oficios viles”, que hasta entonces implicaban la pérdida de la hidalguía.
Hasta el año 1986 fue legal el castigo de los niños en las escuelas de Inglaterra, con correas, varas y cachiporras.
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En nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad, la Revolución Francesa proclamó en 1793 la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Entonces, la militante revolucionaria Olympia de Gouges propuso la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. La guillotina le cortó la cabeza.
Medio siglo después, otro gobierno revolucionario, durante la Primera Comuna de París, proclamó el sufragio universal. Al mismo tiempo, negó el derecho de voto a las mujeres, por unanimidad menos uno: 899 votos en contra, uno a favor.
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La emperatriz cristiana Teodora nunca dijo ser revolucionaria, ni cosa por el estilo. Pero hace mil 500 años el imperio bizantino fue, gracias a ella, el primer lugar del mundo donde el aborto y el divorcio fueron derechos de las mujeres.
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El general Ulises Grant, vencedor en la guerra del norte industrial contra el sur esclavista, fue luego presidente de Estados Unidos.
En 1875, respondiendo a las presiones británicas, contestó:
–Dentro de 200 años, cuando hayamos obtenido del proteccionismo todo lo que nos puede ofrecer, también nosotros adoptaremos la libertad de comercio.
Así pues, en el año 2075, la nación más proteccionista del mundo adoptará la libertad de comercio.
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Lootie, Botincito, fue el primer perro pequinés que llegó a Europa.
Viajó a Londres en 1860. Los ingleses lo bautizaron así, porque era parte del botín arrancado a China, al cabo de las dos largas guerras del opio.
Victoria, la reina narcotraficante, había impuesto el opio a cañonazos. China fue convertida en una nación de drogadictos, en nombre de la libertad, la libertad de comercio.
En nombre de la libertad, la libertad de comercio, Paraguay fue aniquilado en 1870. Al cabo de una guerra de cinco años, este país, el único país de las Américas que no debía un centavo a nadie, inauguró su deuda externa. A sus ruinas humeantes llegó, desde Londres, el primer préstamo. Fue destinado a pagar una enorme indemnización a Brasil, Argentina y Uruguay. El país asesinado pagó a los países asesinos, por el trabajo que se habían tomado asesinándolo.
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Haití también pagó una enorme indemnización. Desde que en 1804 conquistó su independencia, la nueva nación arrasada tuvo que pagar a Francia una fortuna, durante un siglo y medio, para expiar el pecado de su libertad.
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Las grandes empresas tienen derechos humanos en Estados Unidos. En 1886, la Suprema Corte de Justicia extendió los derechos humanos a las corporaciones privadas, y así sigue siendo.
Pocos años después, en defensa de los derechos humanos de sus empresas, Estados Unidos invadió 10 países, en diversos mares del mundo.
Entonces Mark Twain, dirigente de la Liga Antimperialista, propuso una nueva bandera, con calaveritas en lugar de estrellas, y otro escritor, Ambrose Bierce, comprobó:
–La guerra es el camino que Dios ha elegido para enseñarnos geografía.
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Los campos de concentración nacieron en África. Los ingleses iniciaron el experimento, y los alemanes lo desarrollaron. Después Hermann Göring aplicó, en Alemania, el modelo que su papá había ensayado, en 1904, en Namibia. Los maestros de Joseph Mengele habían estudiado, en el campo de concentración de Namibia, la anatomía de las razas inferiores. Los cobayos eran todos negros.
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En 1936, el Comité Olímpico Internacional no toleraba insolencias. En las Olimpiadas de 1936, organizadas por Hitler, la selección de futbol de Perú derrotó 4 a 2 a la selección de Austria, el país natal del Führer. El Comité Olímpico anuló el partido.
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A Hitler no le faltaron amigos. La Fundación Rockefeller financió investigaciones raciales y racistas de la medicina nazi. La Coca-Cola inventó la Fanta, en plena guerra, para el mercado alemán. La IBM hizo posible la identificación y clasificación de los judíos, y ésa fue la primera hazaña en gran escala del sistema de tarjetas perforadas.
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En 1953 estalló la protesta obrera en la Alemania comunista.
Los trabajadores se lanzaron a las calles y los tanques soviéticos se ocuparon de callarles la boca. Entonces Bertolt Brecht propuso: ¿No sería más fácil que el gobierno disuelva al pueblo y elija otro?
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Operaciones de marketing. La opinión pública es el target. Las guerras se venden mintiendo, como se venden los autos.
En 1964, Estados Unidos invadió Vietnam, porque Vietnam había atacado dos buques de Estados Unidos en el golfo de Tonkin. Cuando ya la guerra había destripado a una multitud de vietnamitas, el ministro de Defensa, Robert McNamara, reconoció que el ataque de Tonkin no había existido.
Cuarenta años después, la historia se repitió en Irak.
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Miles de años antes de que la invasión estadunidense llevara la Civilización a Irak, en esa tierra bárbara había nacido el primer poema de amor de la historia universal. En lengua sumeria, escrito en el barro, el poema narró el encuentro de una diosa y un pastor. Inanna, la diosa, amó esa noche como si fuera mortal. Dumuzi, el pastor, fue inmortal mientras duró esa noche.
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Paradojas andantes, paradojas estimulantes:
El Aleijadinho, el hombre más feo del Brasil, creó las más hermosas esculturas de la era colonial americana.
El libro de viajes de Marco Polo, aventura de la libertad, fue escrito en la cárcel de Génova.
Don Quijote de La Mancha, otra aventura de la libertad, nació en la cárcel de Sevilla.
Fueron nietos de esclavos los negros que generaron el jazz, la más libre de las músicas.
Uno de los mejores guitarristas de jazz, el gitano Django Reinhardt, tenía no más que dos dedos en su mano izquierda.
No tenía manos Grimod de la Reynière, el gran maestro de la cocina francesa. Con garfios escribía, cocinaba y comía.

Publicado por "La Jornada" 4/01/2008

viernes, 11 de julio de 2008

Chumacero,el poeta obrero


Por Diego Cevallos

MÉXICO, 10 jul (IPS) - A sus 90 años y con apenas tres libros publicados, el poeta mexicano Alí Chumacero es toda una institución en la literatura local. Gracias a seis décadas de trabajar como tipógrafo y editor, muchos de sus colegas, ya fallecidos, escalaron a la fama y los aún vivos engrosan un batallón de fieles amistades.

Chumacero es desde junio y lo será hasta el fin de año centro de numerosos homenajes en México por su cumpleaños.

"No le deseo la inmortalidad porque sería castigarlo, pero sí que cumpla su promesa de morir a los 500 años apuñalado por un marido celoso", escribió a propósito del cumpleaños del mexicano el miércoles, su amigo el poeta argentino Juan Gelman, ganador el año pasado del Premio Cervantes.

Dueño de una escasa pero reconocida poesía, Chumacero ha trabajado por más de 60 años detrás de un escritorio en el estatal Fondo de Cultura Económica como corrector, tipógrafo y editor. Además, ha sido un incansable compilador de obras de varios escritores ya fallecidos. El poeta, que goza de cabal salud, se reivindica como un "obrero del libro".

"No soy un intelectual, yo trabajo como un albañil, viendo papeles y anotando. No acarreo ladrillos, pero tomo la pluma para hacer trabajo menor. Nunca dejaré de ser un obrero del libro", declaró en uno de sus homenajes.

Pero Chumacero es además un poeta y de los mejores, y "un hombre reconocido por solidario, promotor de otros, tolerante y dueño de un humor de carcajada inevitable", dijo a IPS el profesor de literatura Santiago Barrientos.

La obra de este poeta es corta, pero suficiente para ubicarlo como una "institución de las letras mexicanas", señaló.

Según el escritor Carlos Montemayor, la obra de Chumacero debe ser considerada clásica, "porque sus raíces se remontan a los preclaros orígenes de Quevedo, a la serenidad, elegancia y nitidez de la mejor poesía del Siglo de Oro, y porque su presencia es ya fundamental en las letras mexicanas".

Es una "poesía en cuya cadencia ninguna voz, ningún verso, ninguna frase destruye el ritmo interior y perfecto con que se integra el poema", expresó Montemayor en uno de los homenajes al longevo poeta.

"El otoño, la rosa y las violetas/ nacen de ti, movidos por un viento/ cuyo origen viniera de otros labios/ aún entre los míos", escribió Chumacero en su poema "Amor entre ruinas".

"Más retiro mi rostro de tus ojos/ porque ya no podré pensar una palabra/ que no habite tu nombre,/ y porque surges hasta del silencio/ como enemiga que desdeña el arma/ y de improviso nace entre las sombras,/ cuando sin ti yo no sería/ sino un olvido abandonado/ entre las ruinas de mi pensamiento", reza su poema "Entre mis manos".

Chumacero, que es autor de los poemarios "Páramo de sueños" (1940), "Imágenes desterradas" (1948) y "Palabras en reposo" (1956), declaró hace poco que no se arrepiente de haber escrito poco. "Prefiero escribir un verso que perdure y no 40 libros de los cuales no se acuerde nadie", expresó.

Como editor y tipógrafo trabajó con obras de compatriotas suyos como Octavio Paz (1914-1998), ganador en 1990 del Premio Nobel de Literatura, del también laureado Carlos Fuentes y el reconocido poeta José Gorostiza (1901-1973). Como poeta ganó importantes premios literarios locales, el Xavier Villaurrutia (1984), Alfonso Reyes (1986) y el Nacional de Ciencias y Artes (1987).

El escritor y promotor cultural Emmanuel Carballo, dijo que Chumacero "ha sido mi maestro y el hombre que me enseñó a escribir". "Él corregía mis artículos. Lo único ileso era: 'por Emmanuel Carballo'. Todo lo demás lo había corregido, puesto en español y vuelto inteligente".

Chumacero se precia de tener docenas de amigos hechos al fragor de la literatura. Sus fiestas de cumpleaños, realizadas puntualmente cada 9 de julio, asisten muchos de ellos y lo transforman en un acontecimiento cultural siempre reseñado en la prensa local.

"No me gusta ni la seriedad ni la fama. La fama sólo hace que se desvele uno y se canse. Por eso uno después está durmiéndose en la calle, en el taxi o en la oficina. Mejor ser rico que famoso", declaró en tono de broma al diario Reforma.

Chumacero casi nunca habla de política ni le gusta dar opiniones sobre el panorama artístico. Por eso, dice él, ha logrado tener tantos y tan buenos amigos.

"Aunque sea un hombre de izquierda, no tengo derecho a inventarme pretextos. Prefiero hacerle un poema a una mirada o a la caída de una flor", expresó.

Para el profesor Barrientos, Chumacero tiene fama de ser paciente y directo con sus amigos. "Eso se ve en su poesía, es un hombre transparente, limpio, sin agendas o intereses ocultos como sucede con muchos otros escritores", opinó.

"Cesa tu voz y muere/ sobre tus labios mi alegría./ No habrá palabra que en tu piel levante/ ni un incierto sabor de brisa oscurecida/ como el recuerdo que en mis ojos deja/ el paso de tu aliento,/ porque vives inmersa en tu silencio,/ impenetrable a mis sentidos/ y si mis manos en tu piel se posan/ inclinas la cabeza,/ navegas en un tiempo que escucha tu latido,/ y entre sus aguas, inundándote/ bajo la tersa forma de su espejo", reza el poema "A una estatua".

En "Diálogo con un retrato", escribe: Surges amarga, pensativa,/ profunda tal un mar amurallado;/ reposas como imagen hecha hielo/ en el cristal que te aprisiona/ y te adivino en duelo,/ sostenida bajo un mortal cansancio/ o bajo un sueño en sombra, congelada".

Sobre la inevitable muerte, declaró hace poco que se trata de "un accidente pequeño porque es rápido. Ya ejecutada, es largo, parece que no tiene vuelta".

"Lo importante es la vida y por lo que hay que luchar es por no ser feliz. Son felices los tontos. Una persona no tiene porque ser feliz, tiene que luchar, ver el mundo. La felicidad es la muerte. Hay que estar siempre contra la felicidad. Cada día se presentan dificultades, hay que enfrentarlas y buscar la manera de que alguien las resuelva", señaló longevo poeta.(FIN/2008)

Collar de historias, por Eduardo Galeano


SERVICIO DE COLUMNISTAS DE IPS

JULIO 2008 (IPS) - El servicio de columnistas de IPS reproduce el discurso de agradecimiento del escritor uruguayo Eduardo Galeano al título de primer Ciudadano Ilustre del Mercosur, en la ceremonia realizada el 3 de julio en Montevideo. Su publicación es libre y gratuita.

Nuestra región es el reino de las paradojas.

Brasil, pongamos por caso:

paradójicamente, el Aleijadinho, el hombre más feo del Brasil, creó las más altas hermosuras del arte de la época colonial;

paradójicamente, Garrincha, arruinado desde la infancia por la miseria y la poliomelitis, nacido para la desdicha, fue el jugador que más alegría ofreció en toda la historia del fútbol;

y paradójicamente, ya ha cumplido cien años de edad Oscar Niemeyer, que es el más nuevo de los arquitectos y el más joven de los brasileños. ***

O pongamos por caso, Bolivia: en 1978, cinco mujeres voltearon una dictadura militar. Paradójicamente, toda Bolivia se burló de ellas cuando iniciaron su huelga de hambre. Paradójicamente, toda Bolivia terminó ayunando con ellas, hasta que la dictadura cayó.

Yo había conocido a una de esas cinco porfiadas, Domitila Barrios, en el pueblo minero de Llallagua. En una asamblea de obreros de las minas, todos hombres, ella se había alzado y había hecho callar a todos.

-Quiero decirles estito –había dicho-. Nuestro enemigo principal no es el imperialismo, ni la burguesía, ni la burocracia. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro.

Y años después, reencontré a Domitila en Estocolmo. La habían echado de Bolivia, y ella había marchado al exilio, con sus siete hijos. Domitila estaba muy agradecida de la solidaridad de los suecos, y les admiraba la libertad, pero ellos le daban pena, tan solitos que estaban, bebiendo solos, comiendo solos, hablando solos. Y les daba consejos:

-No sean bobos –les decía-. Júntense. Nosotros, allá en Bolivia, nos juntamos. Aunque sea para pelearnos, nos juntamos. *** Y cuánta razón tenía.

Porque, digo yo: ¿existen los dientes, si no se juntan en la boca? ¿Existen los dedos, si no se juntan en la mano?

Juntarnos: y no sólo para defender el precio de nuestros productos, sino también, y sobre todo, para defender el valor de nuestros derechos. Bien juntos están, aunque de vez en cuando simulen riñas y disputas, los pocos países ricos que ejercen la arrogancia sobre todos los demás. Su riqueza come pobreza, y su arrogancia come miedo. Hace bien poquito, pongamos por caso, Europa aprobó la ley que convierte a los inmigrantes en criminales. Paradoja de paradojas: Europa, que durante siglos ha invadido el mundo, cierra la puerta en las narices de los invadidos, cuando le retribuyen la visita. Y esa ley se ha promulgado con una asombrosa impunidad, que resultaría inexplicable si no estuviéramos acostumbrados a ser comidos y a vivir con miedo.

Miedo de vivir, miedo de decir, miedo de ser. Esta región nuestra forma parte de una América Latina organizada para el divorcio de sus partes, para el odio mutuo y la mutua ignorancia. Pero sólo siendo juntos seremos capaces de descubrir lo que podemos ser, contra una tradición que nos ha amaestrado para el miedo y la resignación y la soledad y que cada día nos enseña a desquerernos, a escupir al espejo, a copiar en lugar de crear. *** Todo a lo largo de la primera mitad del siglo diecinueve, un venezolano llamado Simón Rodríguez anduvo por los caminos de nuestra América, a lomo de mula, desafiando a los nuevos dueños del poder:

-Ustedes –clamaba don Simón-, ustedes que tanto imitan a los europeos, ¿por qué no les imitan lo más importante, que es la originalidad?

Paradójicamente, era escuchado por nadie este hombre que tanto merecía ser escuchado. Paradójicamente, lo llamaban loco,

porque cometía la cordura de creer que debemos pensar con nuestra propia cabeza,

porque cometía la cordura de proponer una educación para todos y una América de todos, y decía que al que no sabe, cualquiera lo engaña y al que no tiene, cualquiera lo compra,

y porque cometía la cordura de dudar de la independencia de nuestros países recién nacidos:

-No somos dueños de nosotros mismos –decía -. Somos independientes, pero no somos libres. *** Quince años después de la muerte del loco Rodríguez, Paraguay fue exterminado. El único país hispanoamericano de veras libre fue paradójicamente asesinado en nombre de la libertad. Paraguay no estaba preso en la jaula de la deuda externa, porque no debía un centavo a nadie, y no practicaba la mentirosa libertad de comercio, que nos imponía y nos impone una economía de importación y una cultura de impostación.

Paradójicamente, al cabo de cinco años de guerra feroz, entre tanta muerte sobrevivió el origen. Según la más antigua de sus tradiciones, los paraguayos habían nacido de la lengua que los nombró, y entre las ruinas humeantes sobrevivió esa lengua sagrada, la lengua primera, la lengua guaraní. Y en guaraní hablan todavía los paraguayos a la hora de la verdad, que es la hora del amor y del humor.

En guaraní, ñe'é significa palabra y también significa alma. Quien miente la palabra, traiciona el alma.

Si te doy mi palabra, me doy. *** Un siglo después de la guerra del Paraguay, un presidente de Chile dio su palabra, y se dio.

Los aviones escupían bombas sobre el palacio de gobierno, también ametrallado por las tropas de tierra. Él había dicho:

-Yo de aquí no salgo vivo.

En la historia latinoamericana, es una frase frecuente. La han pronunciado unos cuantos presidentes que después han salido vivos, para seguir pronunciándola. Pero esa bala no mintió. La bala de Salvador Allende no mintió.

Paradójicamente, una de las principales avenidas de Santiago de Chile se llama, todavía, Once de Setiembre. Y no se llama así por las víctimas de las Torres Gemelas de Nueva York. No. Se llama así en homenaje a los verdugos de la democracia en Chile. Con todo respeto por ese país que amo, me atrevo a preguntar, por puro sentido común: ¿No sería hora de cambiarle el nombre? ¿No sería hora de llamarla Avenida Salvador Allende, en homenaje a la dignidad de la democracia y a la dignidad de la palabra? *** Y saltando la cordillera, me pregunto: ¿por qué será que el Che Guevara, el argentino más famoso de todos los tiempos, el más universal de los latinoamericanos, tiene la costumbre de seguir naciendo? Paradójicamente, cuanto más lo manipulan, cuanto más lo traicionan, más nace. Él es el más nacedor de todos.

Y me pregunto: ¿No será porque él decía lo que pensaba, y hacía lo que decía? ¿No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en este mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan, porque no se reconocen? *** Los mapas del alma no tienen fronteras, y yo soy patriota de varias patrias. Pero quiero culminar este viajecito por las tierras de la región, evocando a un hombre nacido, como yo, por aquí cerquita.

Paradójicamente, él murió hace un siglo y medio pero sigue siendo mi compatriota más peligroso. Tan peligroso es que la dictadura militar del Uruguay no pudo encontrar ni una sola frase suya que no fuera subversiva, y tuvo que decorar con fechas y nombres de batallas el mausoleo que erigió para ofender su memoria.

A él, que se negó a aceptar que nuestra patria grande se rompiera en pedazos;

a él, que se negó a aceptar que la independencia de América fuera una emboscada contra sus hijos más pobres,

a él, que fue el verdadero primer ciudadano ilustre de la región, dedico esta distinción, que recibo en su nombre.

Y termino con palabras que le escribí hace algún tiempo: 1820, Paso del Boquerón. Sin volver la cabeza, usted se hunde en el exilio. Lo veo, lo estoy viendo: se desliza el Paraná con perezas de lagarto y allá se aleja flameando su poncho rotoso, al trote del caballo, y se pierde en la fronda.

Usted no dice adiós a su tierra. Ella no se lo creería. O quizás usted no sabe, todavía, que se va para siempre.

Se agrisa el paisaje. Usted se va, vencido, y su tierra se queda sin aliento.

¿Le devolverán la respiración los hijos que le nazcan, los amantes que le lleguen? Quienes de esa tierra broten, quienes en ella entren, ¿se harán dignos de tristeza tan honda?

Su tierra. Nuestra tierra del sur. Usted le será muy necesario, don José. Cada vez que los codiciosos la lastimen y la humillen, cada vez que los tontos la crean muda o estéril, usted le hará falta. Porque usted, don José Artigas, general de los sencillos, es la mejor palabra que ella ha dicho. (FIN) (*) Eduardo Galeano, escritor y periodista uruguayo, autor de Las venas abiertas de América Latina, Memorias del fuego y Espejos/Una historia casi universal.(FIN/2008)

Este es un resumen. Los editores interesados en adquirir el texto completo de la columna, por favor contactar a romacol@ips.org indicando nombre y dirección de su publicación, así como el precio que proponen. Advertimos que no tenemos la capacidad para responder a pedidos de privados o de empresas u organizaciones que no sean medios de comunicación impresos.

miércoles, 23 de abril de 2008

Por Pedro Lemebel / La Nación Domingo



Ojo de loca no se equivoca


Un huevo no es pollo
Alguna vez le pregunté a mi madre si se había
hecho algún aborto. Me dijo que sí con aburrida
indiferencia y después hablamos de otra cosa,
mientras ella apagaba la tele donde el cura
Hasbún vomitaba sentencias y amenazas con cola de lagarto.

Algo hay que decir, al menos desatar la ira
frente a la impudicia de cinco momias del
Tribunal Constitucional que se arrogan el derecho
de apoderarse del cuerpo de la mujer para decidir
sobre sus proyectos fecundatorios.

Pareciera que después de tanto andar en el
difícil trayecto de la liberación, ciertos
proyectos de identidad que creíamos ganados son
remitidos a la mazmorra feudal del catolicismo
inquisidor. ¿Pero quiénes hablan de la vida y la
familia con la boca llena de espermios vinagres?
La misma derecha miliquera cómplice del crimen a mansalva.

¿Quién habla de la vida y pone los ojos blancos
mirando al Altísimo? El mismo prelado al que se
le espumea la boca negando el condón, que es el
único salvoconducto en la frontera del sida.
¿Acaso, señor eclesiástico, su celibato pedófilo
es más recomendable? Tal complicidad retrógrada
entre los magistrados y la curia violenta el
derecho que tiene toda mujer a decidir sobre su
cuerpo. Si no eres dueña de tu cuerpo, mujer, ¿de
qué mierda eres dueña? Mujer pobre, mujer
proleta, mujer obrera, cansada de trabajar,
lavar, educar, amamantar a la prole que, según
estos beatos, te manda Dios. Como si Dios te
diera un bono de mantención para la crianza. Como
si los críos vinieran con una beca divina. Mira
tú, si los ricos Opus pueden darse el lujo de
parir a destajo porque les sobran las lucas.

En el fondo, como dice una amiga, este pastel
podrido es segregación clasista. Que tengan
guaguas como conejas las cuicas UDI, que tienen
servidumbre para que les críen a los nenes
blanquitos. Porque también, si ellas no quieren,
pueden hacerse el aborto de un millón, en el
fundo o con el médico de la familia, y después
llegar regias al cóctel en La Dehesa.

Pero esa realidad glamorosa no es la suya, señora
pobla. Con cueva ha logrado tener tres niños, y
aun así, usted y su marido se sacan la chucha
para educarlos. Y esa monserga de la vida, del
huevito, del feto de días que piensa, canta ópera
y recita la Biblia, el feto filósofo que es más que un ser humano.

Quién sabe, quién tiene la seguridad del momento
cuando empieza el mambo de la vida. Pura culpa y
más culpa que le meten en la cabeza. Como dice mi
amiga feminista Raquel Olea, ¿cuando usted se
come un huevo, qué se come: un huevo o un pollo.
Dirán que esto es facilismo. ¡Manual feminista!,
gritará alguna cuica Opus. ¿Y qué? Todas las
mujeres populares saben del aborto, del palo de
perejil, del alambre y de los riesgos que corren
con las aborteras clandestinas.

Además, todas conocen los malos tratos y
crueldades a que las someten en las postas
públicas cuando llegan con hemorragia. La culpa
cultural es la construcción madre, virgen y
mártir que ha hecho esta sociedad occidental de
la mujer. ¿Qué sabe el hombre de un cuerpo
agredido en su género desde que nace? Nació
chancleta, decía antes la gente, y las perritas se ahogaban en el río.

Lo mismo pueden decir de mí; qué sé yo de esto,
de un territorio corporal tan vasto y mortificado
por un designio religioso y parturiento. Y quizá
tendrían razón, pero me complicito con la
libertad del cuerpo mujer y sus decisiones de
supervivencia, de tener o no hijos, de tomar la
píldora del día después, después de tener un rico
sexo espumeante. ¿Por qué estos rígidos señores
condenan a la clase trabajadora a tener sexo sólo
procreativo? ¿Y si el polvo era sólo por
calentura casual? Si la cachita era sólo para
pasar la neura, sólo por deseo. Ustedes,
señoronas de misa dominical, ¿conocen la palabra
deseo? ¿O sólo se abren de piernas para tener
hijos? Pero ese es problema de ustedes, y no
tienen que imponer esa moralina al país entero.

Tampoco se crean las damas zorrijuntas que llegar
al aborto es una gimnasia recreativa. Si fallaron
las pastillas, si no resultó el tarro, si el
condón se rompió, la colegiala, la pobladora,
tiene que vender lo que no tiene para arriesgarse
con un raspaje con gillete mohosa.

Alguna vez le pregunté a mi madre si se había
hecho algún aborto. Me dijo que sí con aburrida
indiferencia y después hablamos de otra cosa,
mientras ella apagaba la tele donde el cura
Hasbún vomitaba sentencias y amenazas con cola de lagarto.